Habíamos oído hablar desde niños, de héroes, seres que encarnaban la quintaesencia de los mejores rasgos, personajes humanos o mitológicos, con habilidades sobrehumanas que les permitían acometer hazañas extraordinarias, hechos sin parangón hasta entonces.
Habíamos oído hablar también desde niños, de otros héroes que no realizaban hazañas, pero que contribuían con su bondad a hacer este mundo más humano, más habitable, más justo.
Conocer y saber de ellos, de unos y otros, leer, empapándonos con sus bellas historias nos regocijaba, nos montaba en una nube de bellos colores desde dónde tratábamos, en nuestros juegos infantiles, de imitarlos, de asemejarnos a tan extraordinarios personajes.
No sé si aún en las escuelas, los maestros siguen enseñando a nuestros niños que todavía existen esos héroes. Da igual , durante un mes nuestros niños han presenciado en un país lejano, muy lejano, que sí existen, que han defendido hasta la extenuación la quintaesencia de los valores más innatos del ser humano: el sacrificio, el pundonor, la combatividad, el fair play, el arrojo, la técnica, la exquisita y depurada técnica y han presenciado a sus padres volverse locos por ellos, dándoles fuerza, llevándolos en vuelo hacia el triunfo final, enarbolando al viento banderas, unidos con sus semejantes formando una única piña.
Son los héroes de “La Roja”, los valientes, esforzados y sencillos héroes.
Gracias por la victoria, no os olvidaremos nunca.
Buenas noches y feliz día
Categorías:Reflexiones
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