
Si uno acepta que los que nos mandan digan, año tras año, que el presente, es el último año de la crisis –lo decía Zapatero y lo dice Rajoy- no tiene por qué sorprenderles ni es motivo para que se rasguen las vestiduras, si los que pensamos que no es así; sino que esta crisis va a convivir bastantes años con nuestras vidas y las va a complicar mucho más, lo manifestemos clara y diáfanamente: este año tampoco. Y no por eso, debemos ser tachados de catastrofistas, pesimistas y mucho menos antipatriotas.